¡Tratamos tu boca para evitar la extracción del diente dañado!
La odontología conservadora es uno de los grandes pilares de la odontología. Mediante esta disciplina intentamos por todos los medios mantener los dientes de nuestros pacientes en su boca el máximo tiempo posible, en un estado beneficioso para su salud.
Dentro de ella se engloban diversos tratamientos, como método conservador más efectivo tenemos la prevención.
Odontología preventiva
No hay nada más conservador que prevenir la aparición de los problemas dentales mediante diversos procedimientos en los que incluimos:
- enseñanzas de cepillado y control de higiene oral.
- limpiezas, selladores.
- y revisiones rutinarias cada 6 meses o adaptadas en función de las necesidades de control de cada paciente.
Selladores
Para este tipo de odontología lo más importante es la colaboración diaria de nuestro paciente, del que depende en mayor parte mantener el estado de salud de su boca.
Con esta colaboración nos referimos a:
- una higiene diaria exhaustiva.
- una dieta sana (con bajo contenido en azúcares).
- evitar consumo de tabaco y alcohol.
- y otras recomendaciones particulares realizadas a cada paciente, después del estudio de su salud bucodental y su salud general.
Odontología restauradora
En la cual disponemos de restauraciones directas e indirectas en función de la extensión de la lesión y de la anatomía alterada por diversas causas (caries, traumatismos…)
Restauraciones directas: engloba las obturaciones (empastes) y reconstrucciones realizadas por el odontólogo directamente en la boca del paciente en una sesión en la clínica dental. Suelen realizarse de composite, porque la amalgama de plata está en desuso. El composite es una resina con diferentes colores y se adhiere directamente al diente.
Restauraciones indirectas: denominadas incrustaciones y se recomiendan cuando la pérdida de estructura dentaria es más severa. La restauración se realiza en el laboratorio después de tomar unas impresiones, y tras haber preparado la pieza conformando la estructura remanente de forma adecuada, para evitar fracturas. Son consideradas también una prótesis adherida. Las incrustaciones se pueden realizar de composite, o de cerámica en función a la cantidad de estructura remanente que queda del diente a restaurar, del diente antagonista, etc.
En determinadas ocasiones cuando la pérdida de tejido es muy extensa y se ha visto afectada la pulpa, siendo necesaria la realización de la endodoncia de la pieza, nos vemos obligados a utilizar elementos de retención intrarradiculares que se llaman pernos. Y todo ello para poder restaurar la pieza y conservarla.
Los pernos pueden ser:
- Metálicos (perno muñón colado), y serían realizados por el laboratorio (restauración indirecta), aunque este tipo de perno está en desuso.
- Estéticos, o de fibra de vidrio, que se realizan en clínica (restauración directa) y que se adhieren mediante técnicas adhesivas al diente, proporcionándole mejores propiedades mecánicas y un color blanco, que nos permite poder colocar sobre éstos coronas translúcidas, mejorando muchísimo el resultado estético final.
Radiografía donde se ve el perno metálico
Después de blanquear los muñones de los dientes, se colocaron dos pernos de fibra de vidrio para que la estética de sus futuras coronas no se viera alterada por el color oscuro del muñón. Las coronas que hoy en día se usan en el sector anterior son de cerámica, y es un material translúcido, de manera que si el material que hay debajo es oscuro, afectaría al resultado final.
Antes de la colocación de pernos de fibra de vidrio
Tras la colocación de pernos de fibra de vidrio