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La forma en los dientes

La forma es un aspecto crucial en la apariencia del elemento dental y, por tanto, de la estética facial. Cualquier cambio de la forma es fácilmente apreciable. La no coincidencia de color puede pasarse por alto; sin embargo, cuando la forma se ve comprometida, es imposible conseguir una estética satisfactoria.

Tradicionalmente, se ha correlacionado la forma dental con los contornos faciales. En pacientes masculinos, predominaban los dientes cuadrados con líneas evidentes y paralelas. Por el contrario, los dientes ovales y triangulares eran más característicos en mujeres. Sin embargo, en los últimos años se ha puesto en duda este dogma, ya que la mezcla racial ha conllevado cambios visibles en las formas dentales de la población y actualmente encontramos maravillosas variaciones. Por ello, no es posible estandarizar las formas dentales.

La forma de un diente debe estar estrechamente relacionada con la anatomía y con el contorno de la cara del paciente. Las crestas marginales y los bordes incisales determinan visualmente la anchura y el eje dental, y el diseño de la superficie labial condiciona la longitud del diente

La influencia de la luz es otro factor que debemos considerar. En función de cómo interactúa la luz con la superficie dental, la percepción de la forma es diferente. Las superficies vestibulares (externas) con sus áreas planas y lisas reflejan más la luz, por lo que aparecen más grandes, mientras que las superficies redondeadas reflejan la luz en todas las direcciones, creando superficies más pequeñas. Por tanto, se puede concluir que el comportamiento óptico influye directamente en el tamaño de los dientes y, cuando sea necesario, deberán basarse las estrategias de restauración en este concepto.

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