
La caries dental puede considerarse como una enfermedad infecciosa causada por la flora normal de la cavidad bucal, normalmente debido a diferentes sustancias, tales como la sacarosa, que permiten un medio idóneo para que las bacterias cariogénicas se desarrollen. Así, la caries dental involucra la interacción en el tiempo de una superficie dental susceptible, las bacterias cariogénicas y la disponibilidad de una fuente de carbohidratos fermentables, especialmente sacarosa. Los ácidos producidos por la fermentación bacteriana en la placa dental disuelven la matriz mineral del diente apareciendo una mancha blanco-tiza reversible como primera manifestación de la enfermedad, la cual puede llevar a una cavitación si el mineral continúa siendo expuesto a estos factores, por lo que es posible que sea necesario un empaste en Guillena.
Son muchos los estudios epidemiológicos que correlacionan el consumo de azúcar con la prevalencia de caries y en los que se demuestra una clara asociación entre frecuencia de consumo, la ingesta entre comidas y el desarrollo de caries dental. Por tanto, el aumento en la prevalencia de la caries dental se debe principalmente al incremento en la dieta de alimentos blandos que contienen hidratos de carbono (azúcar blanca). Por otra parte, son varias las características de los alimentos que pueden influir en el potencial cariogénico de estos, como por ejemplo concentración de sacarosa, consistencia, salivación, combinación de alimentos, secuencia y frecuencia de ingestión y pH de los alimentos. Los factores que establecen la cariogenicidad potencial de los alimentos azucarados son:
- La consistencia física de la dieta: los alimentos adhesivos son mucho más cariogénicos que los no retentivos. Por ejemplo, una bebida azucarada (tomada rápidamente, no a traguitos) es menos cariogénica que lo que es una confitura o un dulce, independientemente de la cantidad de azúcar que ellos contengan.
- Momento de la ingestión: los alimentos azucarados son más peligrosos si son consumidos entre comidas que durante ellas (postres, golosinas, etc.) Por esta razón, el peor momento para ingerir un alimento cariogénico es inmediatamente antes de ir a acostarse, porque la boca se halla casi en reposo completo durante el sueño.
- La frecuencia: tras la ingestión de azúcar se produce a los pocos minutos una reducción del pH de la placa dental que facilita la desmineralización del diente y favorece la caries, por lo que cuanto más frecuentes sean, más cariogénicos se vuelven.
Por tanto, la reducción de la incidencia y prevalencia de la caries dental se relaciona en gran medida con el uso sistemático del flúor en las pastas dentífricas y la mejora de la higiene dental, pero se debe tener presente la importancia de los hábitos alimentarios en la prevención primaria y secundaria de la caries dental. En los niños de corta edad, con frecuencia la higiene y el aporte de flúor no son adecuados y/o suficientes y por ello, es en esta fase del desarrollo dental en el que parecen cobrar más importancia los hábitos dietéticos en la tarea de prevenir la aparición de la caries dental.
Es aconsejable evitar el picoteo entre comidas y limitar el consumo de azúcares a las horas de las comidas, donde el flujo salivar es mayor y permite una rápida eliminación de los mismos.
Conclusiones
La sacarosa es el glúcido que más favorece la caries, pero existen otros hidratos de carbono con capacidad cariogénica como son la glucosa y el almidón; este último, cuyas fuentes son los cereales y las legumbres, resulta más perjudicial tras su modificación por los procesos de refinado industrial. Así pues, los alimentos con mayor potencial cariógeno son los que contienen azúcares refinados y sobre todo pegajosos, teniendo en cuenta que la frecuencia de su ingestión es más importante que la cantidad ingerida de una vez.
Por tanto, se debe:
- Evitar las ingestas frecuentes entre comidas, así como la retención de alimentos azucarados en la boca (biberón para dormir y chupete endulzado).
- Procurar que los carbohidratos sean en forma diluida o acuosa (retención mínima), evitando los azúcares de textura pegajosa o adhesiva.
- Evitar utilizar los caramelos como regalos entre las comidas.
- Los refrescos azucarados entre las comidas son una fuente excesiva de azúcares. Si se toman es más recomendable hacerlo durante las comidas.
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